Las fundaciones que se constituyen con el fin de preservar un patrimonio, generalmente, nacen sobre un patrimonio concreto con el que los fundadores mantienen algún vínculo y al que buscan proteger, mantener y conseguir el reconocimiento de su valor. Otras muchas veces son patrimonios familiares, empresariales, que encuentran en la forma jurídica de la fundación su mejor traje. De hecho, gestionamos fundaciones que nacieron en 1780, en 1815… y siguen dando rendimientos y favoreciendo proyectos…
Con la fundación como punto de referencia del bien, se facilitan muchas de las actuaciones que como personas físicas individuales difícilmente podrían conseguir sus fundadores.
Además, en este sector es habitual ver un efecto expansivo en lo que se refiere a las actividades. Desde las que inicialmente se plantean sus promotores (generalmente reconocimientos institucionales, promoción turística o investigación) a todas las que van surgiendo conforme avanza su andadura. Y es que algo común entre ellas es que generan sentimiento de comunidad en su entorno.
Así vemos las múltiples líneas que pueden partir desde estas entidades:
Reconocimiento y protección institucional
Como comentábamos, esta suele ser la línea conductora en muchas ocasiones y es que un país como España, que destaca por su enorme patrimonio cultural y natural, en ocasiones esta naturalización de la riqueza de nuestro patrimonio lleva a una infravaloración, apareciendo conductas que pueden dañarlo, como obras o falta de barreras, es preciso que se les proporcione cuidados y una legislación que lo proteja frente a agresiones.
Una de las primeras, si no la primera, de las solicitudes que se pueden presentar sería la de declaración de Bien de Interés Cultural conforme a la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español. Ésta señala que “Integran el Patrimonio Histórico Español los inmuebles y objetos muebles de interés artístico, histórico, paleontológico, arqueológico, etnográfico, científico o técnico. También forman parte del mismo el patrimonio documental y bibliográfico, los yacimientos y zonas arqueológicas, así como los sitios naturales, jardines y parques, que tengan valor artístico, histórico o antropológico. Asimismo, forman parte del Patrimonio Histórico Español los bienes que integren el Patrimonio Cultural Inmaterial, de conformidad con lo que establezca su legislación especial.”
Una vez protegido como bien integrante del Patrimonio Histórico Español, el Código Penal contemplará acciones contra quien cause algún daño. Adicionalmente, existen muchos otros reconocimientos públicos y también de entidades privadas que reconocen el trabajo de entidades y particulares.
Destacar que en lo que respecta a la declaración de Patrimonio de la Humanidad, concedido por la UNESCO, España, con 49 declaraciones, es el segundo país con más declaraciones de Europa y el tercero del mundo.
Fomento de la economía local
La atracción de estos bienes con frecuencia da lugar a más visibilidad a los territorios y a sus comunidades, empezando por el turismo y continuando con otros tantos interesados en profundizar sobre el citado bien, ya sea como profesionales investigadores, medios de comunicación, organismos públicos, etc. En cualquier caso, suele vincularse con creación de empleo y aumento del consumo, incluso puede dar lugar a la apertura de nuevas líneas de negocios, como academias formativas, tiendas especializadas o rutas turísticas.
La fundación, actuando como mediadora entre el bien y su efecto en su entorno, puede trabajar en la regulación de este crecimiento, tratando de que minimizar los impactos negativos. Un ejemplo podría ser el fomento del turismo responsable y sostenible, algo muy necesario cuando se trata, por ejemplo, de un parque natural, donde gestionarlo como fundacion o como sociedad mercantil es muy distinto fiscalmente.
Actividades culturales y comunitarias
Por su naturaleza de interés cultural, una de las actividades inmediatas suele ser las que giran que en torno al conocimiento y difusión de la historia u otras ciencias que puedan desprenderse del bien. Los formatos pueden ser diversos, desde actividades dirigidas para niños o familias, museos, producciones audiovisuales, concursos, etc.
Un ejemplo sería el de la Fundación Reales Salinas, de Arcos de las Salinas, tiene mucha actividad y un gran atractivo histórico, regional y turístico. Constituida en torno a las históricas salinas de Arcos de las Salinas (Teruel), la familia actualmente propietaria de las mismas, constituyó la fundación para poner en valor estas salinas con más de 5.200 años, no obstante, con ocasión de éstas, la fundación ha fomentado otras facetas relacionadas, como el entorno o la historia de la propia localidad de Arcos de las Salinas. Algunos de los últimos eventos celebrados han sido la celebración del aniversario de la visita de Rey Jaime I o la romería a la Virgen de los Dolores, con gran asistencia de su comunidad y alrededores. Adicionalmente, realizan otras actividades como visitas guiadas, yoga o rutas ornitológicas, aprovechando su ubicación. Esta fundación pone de manifiesto el poder cohesionador de este tipo de fundaciones.
O la Fundación Arranz-Raso con la obra del artista Santiago Arranz, quien se propuso vincular el patrimonio de su familia, renovando una casa familiar y convirtiéndola en una residencia artística abierta no sólo a artistas plásticos, sino a todos aquellos investigadores que desde el ámbito del arte, la música, la literatura y la ciencia quieran explorar en sus obras los vínculos de la naturaleza en relación a nuestra cultura humanista.
Protección medioambiental
Como hemos visto, el concepto de patrimonio es muy amplio, incluyéndose en él parajes naturales, parques o reservas naturales, como puede ser el Parque Nacional de Ordesa y el Monte Perdido o el Parque Nacional de Timanfaya, donde es evidente la importancia de su protección para la conservación de su flora y fauna. Sin embargo, la atracción turística de los Bienes del Patrimonio puede generar impactos en todo tipo de entornos, por ello es importante que estas fundaciones integren entre sus fines el fomento del turismos responsable y sostenible. Un ejemplo, la Fundación Blue Life en Ibia, o Blue Point en Santander.
Recuperación histórica
La mayoría de estos bienes, materiales e inmateriales, tienen años e historia tras ellos, por lo que profundizar en su conocimiento es otra de las líneas de acción que con más frecuencia podemos ver en estas fundaciones.
Un mejor conocimiento de éstas ayuda a comprender otros tantos bienes conexos e incluso a las sociedades, costumbres, oficios…o a recuperar lo que creíamos perdido. La difusión de su historia y la investigación es una forma más de proteger y poner en valor estos bienes.
Inclusión en programas educativos
Cuando un bien o territorio gana en visibilidad, crece su relevancia y el interés por su estudio es mayor. Que nuevas y futuras generaciones tengan acceso a este conocimiento permite que “siga vivo” y garantiza su continuidad. Por ello, muchas fundaciones establecen colaboraciones con Universidades para incluir en sus programas contenidos referentes a estos bienes, seminarios independientes o incluso para proponerlos como objeto de estudio a doctorandos.
En esta línea se hace notar la Fundación Mindán Manero, que tiene como fin la protección y difusión del trabajo y la vida del Padre Mindán Manero, un sacerdote, filósofo y profesor nacido en Calanda y autor de obras como La persona humana, Historia de la filosofía y de las ciencias, Andrés Piquer, filosofía y medicina en la España del siglo XVIII y Conocimiento, verdad y libertad. La Fundación desde hace años trabaja estrechamente con Universidades españolas, organizando cursos y seminarios relativos a la obra del Padre Mindán, así como de su campo de estudio en general, con publicaciones anuales y concediendo becas de estudio.
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