Con algunos autores puede afirmarse que en Egipto, durante el Imperio Antiguo (hacia 2700-2200 a C), nace la concepción jurídica abstracta de la “Fundación Funeraria” o “concesión perpetua”. Su sentido jurídico permaneció a lo largo de toda la historia de Egipto y puede considerar como el antecedente de la figura actual.
Suponía el reconocimiento de lo que hoy se denomina en el derecho «personalidad jurídica», expresión referida a la capacidad de ser sujeto de derechos y obligaciones como condición reconocida a favor, no de personas físicas, sino de entidades constituidas a partir de un acto dispositivo de voluntad de una persona física, ya fuese una autoridad o un particular. Para más información en: https://abogadodefundaciones.com/origen-fundaciones/
(“Sobre la utilización y organización de las Fundaciones Funerarias durante el Imperio Antiguo Egipcio ”por Federico LARA PEINADO, Universidad Complutense de Madrid y Francisco J. MARTÍN VALENTÍN, de la Asociación Española de Egiptología).
También es muy ilustrativo lo que escribe Ignacio Olmos Vicente, Abogado y que fuera Secretario general del Protectorado de Fundaciones del Ministerio de Educación y Ciencia durante casi toda una vida. En una ponencia titulada “Evolución del régimen fundacional en España” cita como antecedentes a las fundaciones funerarias griegas del siglo III a.C., que en ocasiones, también cumplían fines asistenciales, educativos e incluso deportivos.
Igualmente hace mención de las fundaciones romanas que surgieron principalmente a partir de finales del siglo I d.C., inicialmente en forma de fideicomisos, sin olvidar las fundaciones religiosas de antiquísima tradición canónica en la lucha contra la pobreza. Como más antigua en España, Ignacio Olmos suele recordar la creación, en el siglo II, de una fundación en Sevilla por una matrona romana que la dotó con tan rico patrimonio que permitía alimentar e instruir anualmente a entre 700 y 800 niños y niñas pobres.
Lo que está claro, es que independientemente de cuál sea el origen, es muy importante recalcar el papel que a lo largo de los siglos desempeñaron las fundaciones, tanto las civiles como las religiosas en favor de los más pobres y desprotegidos de la sociedad, a través de orfanatos, colegios, hospitales, y otras instituciones de beneficencia, complementando, cuando no sustituyendo, al propio Estado que no disponía de los fondos necesarios para ello.